13:32 18-09-2025
La industria automotriz china al límite: sobreoferta, guerras de precios y consolidación inevitable
La industria automotriz china, levantada con políticas públicas y subsidios hasta convertirse en la mayor del mundo, ha entrado en una crisis profunda. Las fábricas producen casi el doble de lo que el mercado puede absorber: 31 millones fabricados en 2024 frente a más de 60 millones de capacidad instalada. El resultado se traduce en recortes agresivos de precios, desgaste de marca y pérdidas generalizadas.
En Chengdu, los modelos de FAW se venden con rebajas de hasta el 60% sobre el precio de lista, mientras que Audi aplica descuentos de hasta el 50%. Los concesionarios están desbordados por un stock que no se mueve y, para activar incentivos de fábrica, han llegado a registrar y asegurar coches que nunca llegan a compradores reales, contabilizando así ventas en papel. Lo que no encuentra salida pasa a manos de comerciantes informales, aparece en plataformas de streaming o acaba en explanadas de almacenamiento que parecen cementerios de autos. Estas liquidaciones fulminantes captan miradas, pero también educan al cliente para esperar rebajas aún mayores, lo que ahonda el exceso de oferta.
Analistas comparan este patrón con las caídas que siguieron a los auges inmobiliario y solar: políticas pensadas para sostener el empleo y la recaudación han vaciado los márgenes. La secuencia resulta conocida y las señales saltan a la vista.
AlixPartners prevé que, de 129 marcas de eléctricos e híbridos, solo 15 seguirán activas en 2030. Neta (Hozon Auto) ya está en concurso, mientras que Ji Yue (Baidu y Geely), WM Motor, Aiways, Skyworth Auto, Leapmotor y Zotye atraviesan dificultades. Las debilidades de fondo son redes comerciales escasas, una confianza del consumidor frágil y la dependencia de las subvenciones.
El riesgo va más allá de los fabricantes chinos y alcanza al comercio global. Europa teme una oleada de eléctricos de bajo precio, y Estados Unidos, en la práctica, los ha dejado fuera. Las autoridades chinas han empezado a hablar de frenar las guerras de precios; aun así, sin una salida amplia de los actores más débiles, el sector corre el peligro de quedar atrapado en un círculo vicioso. La dirección parece clara: la consolidación ya no es una opción, sino un desenlace inevitable.